miércoles, 18 de febrero de 2015

Naming y posibilidades que abren las técnicas creativas


No es extraño oír o leer algo acerca de la “filosofía” del marketing o acerca de la “filosofía” de determinadas corporaciones, empresas o marcas. Ya se sabe cómo entender esas expresiones, pero tampoco hay que extrañarse de que incluso el punto de vista de algunos filósofos y el del marketing tengan fuertes lazos.

Desde la filosofía se ha dicho, por ejemplo, que los límites de nuestro mundo son los límites de nuestro lenguaje. O bien que, no vemos las cosas sino las “etiquetas” que hay sobre ellas, las “etiquetas” que  nuestra mente, nuestro lenguaje y nuestras palabras ponen sobre las cosas. Las palabras y los significados que tienen en nuestra mente. Aquí puede considerarse que entra en acción una parte importante del marketing. Hace mucho que desde el marketing se ha llegado a considerar a la mente del consumidor como el lugar más relevante del mercado. Es ahí donde el Naming tiene su ámbito de influencia, a menudo muy determinante. En buena medida consiste en conseguir que nombres de empresas, marcas y productos pasen a ser parte del vocabulario habitual de las personas, y no sólo como consumidores porque pueden llegar a ser nombres que expresan un estilo de vida y personalidad, por lo menos desde un punto de vista social.


En se han reunido y expuesto cinco técnicas para un buen naming. Es una síntesis entre muchas posibles, pero entre esas técnicas se encuentra la denominada inmersión creativa.  En la inmersión creativa se trata de buscar en muy diversos entornos o ámbitos, muy alejados del planteamiento habitual, el estímulo creativo para un proyecto, en este caso para una estrategia de naming. Si, como se sabe, el horizonte del pensamiento creativo no tiene límites, no puede extrañarnos que incluso una visión del arte, la ciencia, la tecnología, o cualquier otra materia, pueda orientar un enfoque comercial, una estrategia o un  nombre.

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