No es extraño
oír o leer algo acerca de la “filosofía” del marketing o acerca de la
“filosofía” de determinadas corporaciones, empresas o marcas. Ya se sabe cómo
entender esas expresiones, pero tampoco hay que extrañarse de que incluso el
punto de vista de algunos filósofos y el del marketing tengan fuertes lazos.
Desde la
filosofía se ha dicho, por ejemplo, que los límites de nuestro mundo son los
límites de nuestro lenguaje. O bien que, no vemos las cosas sino las
“etiquetas” que hay sobre ellas, las “etiquetas” que nuestra mente, nuestro lenguaje y nuestras
palabras ponen sobre las cosas. Las palabras y los significados que tienen en
nuestra mente. Aquí puede considerarse que entra en acción una parte importante
del marketing. Hace mucho que desde el marketing se ha llegado a considerar a
la mente del consumidor como el lugar más relevante del mercado. Es ahí donde
el Naming tiene su ámbito de
influencia, a menudo muy determinante. En buena medida consiste en conseguir
que nombres de empresas, marcas y productos pasen a ser parte del vocabulario
habitual de las personas, y no sólo como consumidores porque pueden llegar a
ser nombres que expresan un estilo de vida y personalidad, por lo menos desde
un punto de vista social.
En
se han reunido y expuesto cinco técnicas para un buen naming. Es una síntesis entre muchas
posibles, pero entre esas técnicas se encuentra la denominada inmersión creativa. En la inmersión
creativa se trata de buscar en muy diversos entornos o ámbitos, muy
alejados del planteamiento habitual, el estímulo creativo para un proyecto, en
este caso para una estrategia de naming.
Si, como se sabe, el horizonte del pensamiento creativo no tiene límites, no
puede extrañarnos que incluso una visión del arte, la ciencia, la tecnología, o
cualquier otra materia, pueda orientar un enfoque comercial, una estrategia o
un nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario