Marketing
experiencial y valor del recuerdo
Es
conocida y habitual la referencia a
Starbucks al hablar de marketing experiencial. En
se ha acompañado de la alusión a la
experiencia de “le pain quotidien” y su propuesta de un ambiente singular para
el consumo de un producto como el pan, asociado a toda una tradición cultural.
Es
evidente que dos productos como el café y el pan han de incluirse como parte, o
núcleo más bien, de un ambiente y unas sensaciones, si se pretende ligarlos a
un valor intangible de marca. Pero no está de más tener presente que las
experiencias y el recuerdo de las mismas parece que tienen singulares matices.
Como
Daniel Kahneman ha referido en “Pensar rápido, pensar despacio”, no importa
tanto la duración de la experiencia como la intensidad de la misma y, a veces,
el recuerdo del final de esa experiencia. Pueden prevalecer y suelen prevalecer
los denominados “picos de intensidad” y los momentos finales de una
experiencia. Es posible que, entre otros aspectos, sea particularmente
interesante guiar las investigaciones del marketing experiencial teniendo en
cuenta tales detalles en el consumo de un producto o un servicio.
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