Un miedo muy común entre los estudiantes es el momento en el que deben exponer un trabajo en público delante de la clase.
Es algo muy común que le sucede a personas de todas las edades y se llama miedo escénico.
Son muchos los síntomas que aparecen y que, para conseguir controlarlos, muchas veces basta con ensayar y conocer algunas técnicas.
Hay que controlar sobre todo los nervios y pensar que somos capaces de hacerlo.
Por eso, ahora que quizá tengas algo más de tiempo libre, aquí tienes unos consejos.
-Piensa en lo que tienes que transmitir: Estás delante de otras personas para transmitir un mensaje o explicar unas ideas.
Como el texto ya lo tendrás ensayado y aprendido, basta con tenerlo claro en tu cabeza para poder explicarlo con eficacia. Céntrate en el tema, olvida dónde estás y piensa que sólo serán unos minutos.
-La preparación es casi el elemento más importante: Si vas preparado, te sentirás más seguro y tendrás una preocupación menos.
Sabrás todo lo que tienes que contar al público y por lo tanto sabrás organizarte mejor.
Te recomendamos que escribas lo que quieres decir a mano para que sea una manera más de repasarlo.
-Planifica y ensaya con tiempo: debes dedicar bastante tiempo antes al tema para poder ensayar delante de un espejo o antes una persona de confianza. Así, cuando realices la exposición el día clave, lo verás como algo rutinario y notarás que ya sabes lidiar contra posibles dudas.
-Vigila el lenguaje no verbal: muchas veces estamos acostumbrados a gesticular y eso puede no quedar bien en un discurso en público. Intenta tener algo en las manos o incluso un papel con el guion para que estén controladas y te relajes.
-Elige ropa cómoda: si vas vestido de una manera con la que te sientes bien, no andarás pendiente de colocarte la camiseta o cosas por el estilo. Tu imagen no supondrá un problema para ti y no estarás a disgusto.
-Ensaya la velocidad de las palabras: muchas veces pensamos que cuanto más rápido hablemos, antes nos iremos de delante del resto de personas. Si no se entiende lo que dices o no vocalías bien, aparte de haber sufrido ante el público en vano, te arriesgas a tener que repetirlo de nuevo por sugerencia de alguien que quiera oír la explicación correctamente.
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