Las formas de
exposición publicitaria online y de pago a los medios o canales de comunicación
son una cuestión para el debate y la reflexión. O no es para tanto quizás, con
tener una idea cabal acerca de cómo funciona la memoria puede ser suficiente. No
hace falta recurrir a la psicología para tener claro que la memoria es algo
parecido a un almacén, pero sólo parecido, como sabe cualquiera que viva de sus
ideas, o de algo a lo que se suele llamar creatividad. A lo largo del tiempo muchos
profesionales y, en general autores, han expuesto poco más o menos cómo
funciona el proceso creativo. Es así que existe una interacción entre ser
consciente de que se está trabajando en un proyecto o diseño y no ser
consciente de ello, y sin embargo la idea o solución puede aparecer en
cualquier momento. Eso sí, hace falta trabajar en ello, aunque haya momentos de
descanso. El nivel de los resultados es otra cuestión diferente.
En definitiva
la memoria de una u otra forma es algo así como un almacén dinámico, cambia, se
recuperan datos, se combinan. Esta interpretación de cómo funciona es muy
importante para tener presente que en la publicidad online hay dos modelos como mínimo de compra de espacios y pago por
los mismos. Pagar por los clics que se convierten en compras o información
adicional para el anunciante tiene su lógica, pero también la simple exposición
de la marca y su mensaje “hace imagen de marca” y antes o después puede
convertirse en una decisión efectiva de compra, online u offline.
Un estudio de Crowdscience llega a afirmar que hasta
tres cuartas partes de los compradores finales habían tenido en cuenta un
mensaje que en su momento exacto no se había convertido en decisión de compra.
Con todo ello no se descubre nada nuevo, pero se pone de manifiesto, en
realidad sólo hay que recordarlo, que
hay que hilar fino al valorar las inversiones, los efectos de los mensajes y
las tarifas publicitarias, también en el entorno online.
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