A menudo nos
encontramos con informaciones acerca de novedades en el mercado y en las
técnicas de comunicación y marketing que hay que situar en su contexto. El
contexto en este caso es el de algunas dificultades que siempre han existido en
el marketing, y puede que también en el conocimiento de la psicología humana.
Hay unas
dificultades relacionadas con las motivaciones de las personas, y por tanto de
las personas como consumidores y clientes de las empresas, que ni son nuevas ni
es de esperar que se resuelvan totalmente a corto plazo. Se habla de
investigación de emociones, o emotion
tracking, a propósito también de ciencia aplicada a descubrir reacciones de
las personas, por ejemplo en la mirada o en el rostro, que puedan servir de
indicio para saber si un anuncio, una marca o el producto afectan y cómo a esas
personas.
Hace años que
un publicitario norteamericano, uno de los clásicos, uno de los que
“inventaban” formas de trabajar, modelos para hacer los anuncios y las campañas,
y en su momento han hecho avanzar la publicidad y el marketing, decía que en
varios miles de años la psicología humana no había cambiado sustancialmente y
que en un futuro quizás no fuera a cambiar mucho tampoco. De lo que se trata es
de conocer la psicología humana, o de conocer cómo piensa y siente el
consumidor de un segmento de mercado.
La tecnología
para esas investigaciones mejora, y sin embargo las cuestiones que siempre hay
que solventar son, entre otras, la fiabilidad y la validez de los datos, y los
conceptos que se tienen en cuenta. Las muestras de personas que se investigan,
el número y las características, las variables de investigación que se conocen
y que, quizás, existan otras variables ocultas que se desconocen o que diferencian
a un porcentaje de la muestra de personas.
Se habla
también de que hace falta un paradigma o un modelo que sirva para aprovechar
las nuevas formas de investigar las emociones. Pero acaso sea exagerado aspirar
a saberlo todo y con total precisión acerca de las emociones de las personas. Y
en cualquier caso, las técnicas y tecnologías de investigación están o estarán
al alcance de todas las empresas, o de muchas, y no por ello van a dejar de
necesitar imaginación para crear productos y promocionarlos.
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