El
marketing y la comunicación online sabemos que se han desarrollado y se están
desarrollando a través de un cambio extraordinario en cuanto a las
comunicaciones variadas entre empresas y consumidores, entre consumidores,
entre empresas y, en general, lo raro sería que las comunicaciones B2C, C2C,
B2B, o cualquier otra posibilidad, no estuvieran siendo consideradas en alguna
estrategia. Eso que en su día se entendió como un “cambio de paradigma” en las
comunicaciones y en las investigaciones de las mismas va acumulando desarrollos
que lo confirman y lo hacen más notable. Es el caso de los vloggers, los vídeos y los autores que se convierten en referencia
para otros consumidores o usuarios de una “red” que ha establecido un sistema
de comunicación diferente.
Los unboxings y reviews que pueden entrar a formar parte de un proceso de compra no
modifican tanto las etapas de ese proceso como la forma en que puedan
discurrir. Son múltiples los casos en que se observa que los fundamentos de la
técnica del marketing no cambian tanto sino que parecen confirmarse, eso sí,
con innovaciones tecnológicas y hábitos distintos que dan otro aire a la
información y la comunicación. Es el caso de las “unidades de toma de decisión”
y los roles o papeles que puedan existir en el curso o proceso de una compra de
un producto. Los segmentos y las personas que influyen, deciden la compra, la
realizan y eventualmente consumen el producto, se mueven en un contexto social
y cultural distinto y abierto a canales de comunicación y dispositivos que
hacen el proceso de compra más complejo, a la vez que más entretenido.
Aplicar
el esquema añejo del DAFO a un canal de comunicación o a una técnica de
comunicación no es ninguna broma si se tiene en cuenta que las “amenazas” y
“oportunidades” van adquiriendo relevancia con un dinamismo impensable hace
tiempo. Y en estas circunstancias se va desarrollando la “publicidad inmersiva”
y se va haciendo más patente la posibilidad de una realidad “virtual aplicada”
a la persuasión comercial, la ciencia, la medicina o la arquitectura ya
exploraron sus posibilidades hace tiempo.
Posiblemente la capacidad de atención y de concentración para el
consumidor, la notoriedad de las marcas, las estrategias de diferenciación y la
segmentación de audiencias para las empresas, están abiertas a nuevos desafíos.
Parece un cambio cultural, no sólo en la
comunicación.
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