Que los
diarios tienen problemas no es noticia. Pero que su análisis de la situación
tenga distintas perspectivas también conviene considerarlo. Entre muchas
perspectivas una es la del tiempo. Si el concepto de ciclo de vida en marketing
existe y refleja un modelo de lo que ocurre en los mercados es por algo.
También es cierto que hay una tipología de ciclos de vida, y hay asimismo una notable
variedad de circunstancias en función de las múltiples, y acaso a veces
inesperadas, situaciones de los mercados y las categorías de productos. El
presente de los diarios de papel es
posible, no obstante, que pueda analizarse siendo desconfiados con algunas
ideas que se dan acaso por ciertas o indiscutibles y no sea así, o pueda no ser
así, o haya margen para algún matiz.
Hay que
recordar que cuando se investigan las causas de una situación de mercado pueden
existir variables “ocultas”, que el declive de los diarios o la prensa de papel
sea anterior o no al creciente y sobresaliente desarrollo de internet es una
pista para no exagerar mediante unas conclusiones precipitadas, o por lo menos
que sesguen las interpretaciones. Si hay quien afirma que los problemas
empezaron antes de lo que se suele suponer, o si hay quien advierte que se comentan e interpretan estudios
realizados en EE.UU. y que puede haber diferencias con otros mercados, por
ejemplo los europeos, se debe tener en cuenta.
Habrá
que valorar posiblemente también que las
necesidades de información y análisis de la información no sean tan
generalizadas como se pudiera creer, o que tampoco la lectura de los periódicos
tradicionales haya sido tan exhaustiva en el pasado, y una oferta más modesta
en cantidad, que coincide con una actualización inmediata de datos o detalles,
se adapte mejor a las necesidades o expectativas de muchos “consumidores” de
información. Hablar de necesidades de
estar al tanto de la actualidad, y no de
un conocimiento profundo de las causas y los efectos de los hechos en política,
economía u otras facetas de la información, sea algo menos ambicioso pero más
real, o por lo menos sea algo razonable. Está claro que sigue habiendo un serio problema para las cabeceras tradicionales
y su formato. Pero el cine no ha eliminado al teatro, ni el videoarte a la
pintura, el papel puede que tenga su hueco en el mercado, quizás asociado a una
forma de lectura, un precio, un lector o segmento de mercado.
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