Lo que
se ha dado en llamar “continua atención parcial”, las investigaciones acerca de
cuánto cunde trabajar realizando varias tareas a la vez o, más en general,
aquello de que una imagen vale más que mil palabras, son sólo flecos de una
cuestión más importante y que también puede influir en los resultados de los
contenidos comerciales, ya sean más o menos retóricos, o ya sean off u online. La atención, quizás ni siquiera en
su versión más exigente como capacidad de concentración, es algo muy delicado
o, según se mire, es algo de extraordinario valor. Se está viviendo en la
actualidad una verdadera “economía de la atención”, llevada a la dosificación
extrema, constantes y más o menos sugerentes estímulos y prisas por ver,
contestar, pasar a otra cosa para aprovechar el tiempo al máximo.
Ya no se
trata sólo de la lectura de libros, con más texto, más tiempo necesario y más
concentración, y acaso incluso un lugar y un ambiente adecuado. Tampoco se
trata de la lectura de diarios en papel u online,
sino que empiezan a ser patentes lecturas tan superficiales como las que, según
algunos estudios, se hacen demasiado a menudo en las RRSS. Los formatos y los
contenidos pueden ser diferentes, la implicación del lector, por llamarle de
alguna forma, también puede lógicamente ser diferente, pero parece que se
generaliza cada vez más algo más próximo a ojear los mensajes o sacar
conclusiones no rápidas, sino rapidísimas o aventuradas. En no pocos casos
parece que hay más prisa por opinar que por saber o comprender algo. Siendo
algo frívolos podría decirse que no está ni bien ni mal, pero hay que estar al
tanto para medir, para diferenciar entre aparente repercusión de los mensajes,
y una información, o en su caso un compromiso mayor con los mismos.
Y
habrá, por supuesto, que diferenciar entre información, entretenimiento, venta
o, demasiado a menudo quizás, desguace de personas o personajes en los medios
de comunicación y en las RRSS, pero hay que tener en cuenta las circunstancias
reales en las que la atención de los públicos es escasa, cada vez más escasa.
Se puede llegar a pensar que cada vez hay más canales o medios de comunicación
y es más difícil comunicar, o llegar a comunicar algo. Si es una información
periodística no habrá realmente información, y si es un mensaje comercial cada
vez hay más trabajo para las marcas.
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