No se
trata de solucionar definitivamente, ni de manera sorprendente, el problema del
aprovechamiento de los dispositivos móviles para el empleo de estrategias
comerciales dirigidas a unos usuarios cada vez más ligados a esa tecnología. Se
trata de centrar algunas ideas acerca de las innovaciones y el comportamiento de los consumidores. Los
mercados se caracterizan sin duda por los cambios, pueden ser incluso cambios
que pasan desapercibidos, o que se subestiman. Será equivocado interpretar
cualquier innovación como positiva, o cualquier cambio como innovación, pero
son el referente habitual de las circunstancias de los mercados, y es posible que cada vez más los
cambios y el desconocimiento de sus auténticas consecuencias sean el contexto
en el que se desenvuelvan las empresas. No es ningún descubrimiento tampoco
atribuir a la tecnología, y a la generalización de su empleo, alguna incertidumbre
acerca de los distintos estilos de vida de los consumidores.
Una de
las líneas preferentes del “neuromarketing” es la investigación de qué es lo
que resulta gratificante para los consumidores y cómo conseguir que esa gratificación siga su curso natural, que no es otro que el de la repetición de un
comportamiento que genera satisfacción. La dedicación de más tiempo a los
móviles o smartphones algo tendrá que
ver con ese curso natural de los comportamientos, y no hay que olvidar que hace
años que se viene destacando la importancia de generar experiencias positivas
en los consumidores cuando consumen un producto o cuando se relacionan con las
marcas. Pero cabe suponer también que las experiencias, el “marketing de
experiencias” tan mencionado durante años, no son sino el resultado de un
conjunto de estrategias tanto offline
como online,
y es así como posiblemente haya que entender la eficacia del marketing en su faceta dirigida a esas
pequeñas pantallas que han obligado a reconsiderar el diseño web.
En
conclusión, el marketing para esas otras pantallas que obligan a rediseñar las
estrategias, y que forman parte de un conjunto más amplio de relaciones con las
marcas, no debe entenderse sino como una variable más, aunque cada vez más
importante, dentro de un análisis “multivariable”, por decirlo en términos de
investigación. Y la investigación no es una tendencia, o es metódica, por más
que el adjetivo suene grave, o no es nada.