Los
datos acerca del comportamiento de usuarios de Internet y consumidores en
general, y de su empleo de las diversas pantallas o dispositivos, son
interesantes y, a veces, recurrentes o relacionados con tendencias que parece
que no van sino a reafirmarse, pero
reflexionar un poco acerca de los datos es aún más interesante. Saber cómo se
comporta un cliente o un potencial cliente, un receptor de un mensaje comercial,
o un potencial receptor, está bien, pero ir más lejos en cuanto a las causas y
los efectos de la comunicación y las propuestas comerciales es como conocer el
por qué de ese comportamiento, y estar más cerca de preverlo.
Por
la propia dinámica de los hechos, y la lógica de los cambios tecnológicos y
sociales, disponer de diversos dispositivos digitales y acumular horas
dedicadas a todas esas pantallas ha sido el recorrido que han seguido los
consumidores. Algunos estudios hablan de la dedicación de un promedio de doce
horas al día en 2015, y no importa tanto si se trata de un país u otro como que
es una cantidad de tiempo muy notable. Las diferencias entre hombres y mujeres,
si existen, que parece que no son muy significativas según otros estudios, o
las diferencias entre grupos de edad y estilos de vida, son el fundamento de
parte de la segmentación de audiencias y consumidores. Pero puede haber un
ángulo de visión más interesante del que podemos estar ávidos de información al
respecto.
Si
se dice que los millennials y los baby boomers tienen actitudes distintas
hacia el tiempo que dedican a las “pantallas”, conviene hablar en plural, al
momento se nos puede ocurrir que esa actitud o predisposición puede tener
también influencia en los efectos de los mensajes y las propuestas comerciales.
El estado de ánimo de una persona cuando está haciendo algo, o cuando está
recibiendo un mensaje, no es disparatado pensar que influya en su reacción, o
en si hay o no una reacción concreta. Si, como parecen mostrar algunas
investigaciones, los porcentajes de millennials
que consideran que dedican demasiado tiempo al cross-device son más altos que los porcentajes de baby boomers, en ese dato puede haber
una clave interesante acerca de atención, recuerdo y decisiones de compra.
La
duda podría ser si influye o no, o cuánto, esa actitud o esa opinión en su
comportamiento de compra, o en la imagen de las marcas que se encuentran, antes
o después, en las pantallas a lo largo del día, o si hay diferencias entre
pantallas o dispositivos.
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