jueves, 19 de noviembre de 2015

Dos compromisos y el más importante de ellos



La palabra compromiso suena bien según se mire. Es una garantía y es una obligación. El compromiso con los clientes también puede verse desde dos ángulos, como mínimo. La obligación que asume una empresa realista y eficiente de cumplir con lo que ofrece y promete, y así  desarrollar su interacción con los clientes, se supone, aunque hay que esperar que, a medio y largo plazo, no  se olvide. Una posibilidad que suena aún mejor es llegar a que los clientes, de alguna manera, sientan que están comprometidos ellos también con la empresa, por extraño que parezca podría ser una versión, entre otras, de lo que se entiende por lovebrands y de esa singular relación. Pero hay otras formas de ver los compromisos.
Las empresas pueden sentirse comprometidas con los cambios tecnológicos y harán bien, no obstante actualizar sus recursos tecnológicos no es sino una parte de sus posibilidades de actualización al respecto de mantenerse en contacto y atender a sus clientes o a quienes requieren información u opinan acerca de sus productos y el mercado. En el arte, las ciencias y las técnicas, entre ellas las comerciales, la denominada peyorativamente “fascinación por la herramienta”, no suele llevar muy lejos. No hay herramienta o tecnología con poderes salvíficos. Ninguna empresa o proyecto se salva, o alcanza sus objetivos, por disponer de la mejor tecnología, puede fracasar por no disponer de ella, pero el compromiso más auténtico no es con la modernidad sino con una tradición, la de tomar al cliente como medida de todas las cosas.
Es así como hay que afinar el customer engagement. Nunca debiera ser  un extra el buen trato a los clientes, y más aún el compromiso con darles lo que se ha prometido en las promociones, o la solución de los problemas cuando van surgiendo y el cliente reclama ayuda o información. Los canales, multivariables en lo que respecta a dispositivos digitales, aplicaciones, horarios y, en general, disponibilidad, dan un empujón definitivo a las estrategias de servicio. Son prácticamente imprescindibles, más aún con millennials o algunos segmentos específicos de consumidores. Pero la actitud positiva y eficiente en cuanto a comprometerse con la auténtica, y casi única, referencia del negocio, los ingresos y los beneficios que se obtienen del cliente, es la actitud determinante. No valen las  retóricas vacías, pertenecen a otro tiempo que ha pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario