Las
redes sociales se consideran un arma con notable poder de comunicación. Pero no
puede resultar muy sorprendente que sigan un proceso por el que pasan todos los
canales de comunicación y, en general, todos los mercados. Según algún estudio
los usuarios ven como “ruido” una buena parte de los mensajes que incluyen las
empresas. Es un proceso lógico y conocido, no es el caso de la televisión
generalista, pero puede aún así servir como ejemplo de saturación mediante la
presencia de muchas marcas, muchos mensajes y la siempre capacidad limitada de
atención.
Se
dice que las marcas está usando más que nunca los medios sociales, pero también
que los usuarios están ignorando más que nunca sus mensajes. Tampoco es una tragedia,
o no lo es si se comprende la situación y se asimila como algo nada
sorprendente y que tenía que llegar, en cierta medida y probablemente, más para
unas marcas que para otras. Es una historia conocida. Es otra etapa más para
las redes sociales entendidas como un recurso comercial.
En
la nueva etapa las propuestas comerciales originales y bien dirigidas, y las
informaciones interesantes, tendrán su lugar y su atención, pero la situación
ya no es la de antes. Muchos mensajes parecidos no le interesan a nadie, y de
hecho, una percepción general de que hay que enfrentarse como usuario a muchos
mensajes, quizás llevan a una mezcla de atención y desatención que los hace más
parecidos aún, y la sensación de
saturación aumenta. La cantidad de mensajes es ya un problema, pero obviamente
no es el problema clave, porque no se
puede evitar. Es el problema de siempre en otras circunstancias. Ahora puede
que sea el turno de las RRSS y de cómo evitar un problema lógico y conocido.
Puede
que una parte de las tareas de los nuevos growth
hackers llegue a estar relacionada con posicionar a las marcas, segmentar
los mercados y especializar las ofertas de tal forma que el antiguo problema,
el de siempre, tenga solución para las empresas.
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