jueves, 18 de febrero de 2016

La nostalgia de los consumidores y su valor añadido para los mercados




La sociedad de producción y consumo sigue superando etapas, o quizás sea mejor decir que va mostrando matices, a veces significativos, y con ello posiblemente también se pueda ir comprendiendo mejor todo lo que se relaciona con las compras, el consumo de los productos o su simbolismo. Que los productos y diseños del pasado tengan un atractivo singular demostrado, y que se lleguen a establecer categorías de productos en base a esa característica, o que sean notables las cuotas de mercado, son hechos y datos que llevan a reflexionar acerca de cómo se relacionan las personas con los objetos y con su utilidad.
Que el calificativo vintage sea de uso común no es sino un matiz de esta cuestión que afecta a la psicología del consumo y las oportunidades comerciales. Cabe pensar que muchas marcas y categorías de producto podrían tener en su gama de oferta productos cuyo valor añadido estuviera, ante todo, caracterizado por la nostalgia o el atractivo de un diseño, aunque pudiera no ser siempre fácil diferenciar entre nostalgia y valor estético, y aunque tal valor fuera  algo relacionado con la segmentación del mercado y el gusto concreto de unos consumidores con una cultura o un estilo de vida también identificables o reconocibles. Quizás algunas marcas y categorías de producto específicas sean más proclives al consumo favorecido por la “nostalgia” y en otros mercados no sea tan recomendable, o tan habitual, ese “eje psicológico”. Pero si hay  románticos de la informática, y los hay , es posible que la nostalgia por un producto o un diseño sea sólo una cuestión de tiempo y segmentación de mercados.
Sin olvidar el análisis contable, y los costes de producción más en concreto, aprovechar la nostalgia de los consumidores no es algo que se pueda despreciar alegremente. Diferenciando entre el coleccionismo de productos añejos, y la fabricación de nuevos productos con diseños anticuados, pero a la vez atractivos, las posibilidades no son desdeñables. Pero hay más, y tiene que ver en algunos casos con la razón de ser de los productos entendidos o valorados como objetos, y como objetos que conllevan sensaciones, y  no sólo recuerdos. Puede que el libro sea un ejemplo. Es posible que el libro resista mejor el envite del e-book porque tal versión electrónica sea percibida como una “pantalla” y  no como un libro.

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