jueves, 16 de junio de 2016

Lugares comunes y hechos extraordinarios en las redes sociales

-->

El deseo de aprobación por parte de los demás, la necesidad de que la persona se sienta integrada en su grupo social, la búsqueda de una recompensa emocional a través de la participación en redes sociales, no ha de sorprender demasiado. Las investigaciones que lo confirman son bien venidas, y más bien  venidas si se descubren nuevos matices al respecto de esa necesidad de integración y aprobación que, se quiera o no, está detrás de muchas decisiones de consumo de productos y servicios. Llega la temporada alta para los viajes y el turismo y, por ejemplo, viajar a aquellos destinos turísticos a los que parece que hay que viajar para “no quedarse atrás”, y para contarlo, en no pocos casos será una motivación a tener en cuenta.
Las marcas hacen bien en estar al tanto de si se producen cambios en algo que ya los clásicos, en este caso los de la literatura, tenían bien sabido. Que se aprende a desear, o que se aprende a desear lo que desean los demás,  no es algo  nuevo tampoco, pero que el concepto de privacidad, o la práctica de la privacidad puedan estar cambiando y que tenga que ver con algunas variables de segmentación de los mercados, sí que es algo para estar al tanto de posibles cambios en algo tan nuclear en la personalidad y el estilo de vida, como consumidores y como personas simplemente. Acaso hay que replantearse también el concepto de consumidor y sustituirlo a veces por el de “exhibidor de productos” en público, o el de consumo de servicios, también en público, y de una forma que parece tener vocación de “publicidad”. Suena mal “exhibidor”, pero en algunos casos el consumo de un producto o servicio parece un  consumo retórico, algo así como “si consumo tal cosa es porque soy de tal manera como persona, yo y los de mi grupo social”.
Pero de vez en cuando pasan cosas extraordinarias como que un profesional, el community manager de una empresa relevante en su categoría de mercado, por descuido o por error mezcle, se supone que de manera inadvertida, el plano personal de las opiniones, en este caso políticas, y el plano público de su actividad profesional esencial. El caso es conocido, la empresa no debiera verse afectada pero es posible que sí ocurra tal cosa, y es quizás uno de esos casos en que no hay más remedio que convertir un problema en oportunidad, o esperar a que el daño no sea mayor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario