El trabajo de las profesoras Mercè Sala, Teresa Torres y Mariona Farré, del Departamento de Economía Aplicada. Facultad de Derecho y Economía, de la Universidad de Lleida analiza, para el periodo 1990-2011, la evolución de los
ciclos de crecimiento de la demanda del
turismo interno, del turismo receptor y de la actividad económica española,
buscando la posible sincronización de dichos ciclos.
La necesidad de disponer de modelos fiables de predicción del
comportamiento esperado de la demanda turística, exige determinar los
principales factores que influyen en
ella y en su evolución futura.
En muchos estudios, el nivel de ingresos y los precios aparecen como
determinantes de la demanda turística, pero también aparecen en otras
investigaciones variables explicativas, como por ejemplo, índices de confianza
de los consumidores, índices de confianza empresarial, variables relacionadas
con el clima.
Es en este sentido en el que se
orienta el trabajo que comentamos: conocer la vinculación entre las fases del
ciclo de la actividad turística y las de ciclo económico.
La información de la duración de
las fases cíclicas, de su amplitud o de los retardos de una las principales
actividades económicas de España y ponerla en relación con las del conjunto de
la economía es importante de cara a conocer las conexiones que pueden esperarse entre ambos ámbitos.
Son muy distintas las decisiones de política económica que han de
tomarse si se concluye que el turismo se adelanta al ciclo económico y por
tanto ejerce un efecto arrastre, que si es la economía la que se adelanta al
ciclo turístico y tira de él. De igual modo, han de ser distintas las
decisiones si el comportamiento cíclico de la demanda turística de residentes y
no residentes alcanza un elevado grado de sincronización o si por el contrario
se observan retardos en las fases cíclicas.
El crecimiento de la actividad turística se ha aproximado mediante los
datos mensuales desestacionalizados de las pernoctaciones en establecimientos
de alojamiento turístico distinguiendo entre las pernoctaciones de residentes y
no residentes.
La utilización de las pernoctaciones, en vez del número de llegadas de
turistas, se justifica por estar más estrechamente relacionadas con el gasto
turístico, ya que excluyen noches pasadas con amigos o familiares, que podría
llevar a una sobreestimación de los gastos y con ello de los efectos económicos
del turismo.
Para la actividad económica se han utilizado los datos mensuales
desestacionalizados del índice de producción industrial (IPI). Este es uno de
los indicadores habitualmente utilizado en estudios de esta naturaleza y aunque el IPI sólo recoge una parte de la
actividad económica, su evolución sigue unos postulados muy similares a la del
PIB, por lo que es un buen indicador del ciclo económico.
Todos los datos tienen como fuente estadística Eurostat, en el período
considerado de1990 a 2011.
Los resultados y conclusiones obtenidos del estudio de los ciclos
(expansión-pico-contracción-valle) de la actividad económica, de la demanda
turística interna y la demanda de turismo receptivo son los siguientes:
·
La duración media
de las fases de expansión es de 19,6 meses para la actividad económica general,
de 15,7 meses para la demanda de turismo interno y de 13,9 meses para la de
turismo receptivo.
En expansión, la
amplitud de la demanda turística interna es mayor que la de no residentes, pero
en ambos casos menores que la de la actividad económica general, es decir, el
turismo interno tiene más capacidad para aportar actividad que el receptivo y
ambos menos que la actividad económica general, a la expansión.
·
La duración media
de las fases de contracción es de 16,3 para la actividad económica general, de
11,8 meses para la demanda de turismo interno y de 18,7 meses para la de
turismo receptivo.
En contracción, el
turismo interno aporta mayor capacidad para mantener su actividad respecto a la
que aportan el turismo receptivo y la actividad económica general.
·
La entrada en
fase expansiva del turismo receptor viene seguida, con un pequeño retardo, del
paso (valle) a dicha fase de la actividad económica general: indica el efecto locomotora
que tiene este turismo sobre nuestra economía.
Este efecto se
manifiesta también en aquellas comunidades autonómicas que reciben más turismo
de no residentes.
·
La demanda
turística de los residentes se retasa significativamente respecto al comienzo de la expansión (valle)
de la economía. Manifiestan una actitud de prudencia y no reaccionan
positivamente hasta tener certeza del
crecimiento de la economía.
Por el contrario, se
adelantan ligeramente, frenando su demanda, a los comienzos de las fases
contractivas (picos) de la economía general.
Como síntesis de las
conclusiones, este trabajo expone que, la expansión del turismo receptor ejerce
un efecto de arrastre sobre la actividad económica que a su vez empuja a
turismo interno, lo que refuerza el efecto positivo sobre la economía general.
Además, el turismo
interno, en fase expansiva, tiene una capacidad relativamente mayor que el
receptor de incrementar la actividad económica general.
En contracción, también el turismo interno
tiene más capacidad para ralentizar la caída de actividad económica.